El IPEBC precisó que es durante la infancia que comienzan a establecerse las primeras habilidades sociales mediante la interacción con sus pares y la observación. Estas les ayudan a alcanzar relaciones sanas, aprender a comunicarse y expresar lo que sienten, gestionar las emociones y mostrar empatía, siendo las madres, los padres y la familia cercana la que actúa como medida de aprendizaje.

No obstante, mencionó la institución, cuando se llega a la adolescencia, la familia pasa a un segundo plano y son las amistades y el sentimiento de pertenencia al grupo, los que ocupan un papel principal en el desarrollo de las y los adolescente. Es en esta etapa cuando el aislamiento social implica un obstáculo para que consigan terminar de desarrollar las habilidades sociales que son imprescindibles para la integración en el mundo adulto.

El Instituto señala que, en la adolescencia, las consecuencias de carecer de contactos sociales y de tener pocas personas con quien interactuar, van desde la depresión o la apatía, miedo y ansiedad creciente por la interacción con los otros, así como un sentimiento progresivo de incomprensión; lo cual puede ser factor de riesgo para el deterioro de la salud mental y un consumo temprano de sustancias.

Por último, el Instituto de Psiquiatría invitó a madres, padres de familia y cuidadores a acercarse a los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA), donde pueden acceder a servicios gratuitos y talleres sobre habilidades sociales para adolescentes, solo es necesario marcar a la Línea 075 para recibir apoyo y orientación sobre el centro más cercano.