información sobre presuntas campañas de desprestigio operadas desde la televisora.
El caso fue expuesto durante varios días sin contraste editorial con los aludidos, entre ellos directivos de la empresa, y sin una evaluación externa de la información ofrecida por el informante.
A la par de la falta de rigor periodístico, medios como Código Magenta documentaron y realizaron una revisión del historial de Gómez García, en la que identificó elementos que ponían en duda la consistencia de su testimonio. Entre los hallazgos figuran su condición de freelance sin contrato permanente, una denuncia por robo a Televisa en diciembre de 2024, y antecedentes personales.
La denuncia formal presentada por Televisa ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México señala que el 15 de diciembre de 2024, Gómez fue sorprendido retirando equipo técnico audiovisual. Al día siguiente, según la acusación, solicitó 528 mil pesos a cambio de no divulgar la información que tenía en su poder, misma que antes había ofrecido a TV Azteca sin éxito.
El material presentado por Gómez no provino de un equipo de la empresa, sino de una computadora personal. Entre los archivos difundidos se encontraban imágenes y mensajes de colaboradores, así como nombres de personas que negaron relación alguna con las supuestas operaciones, e incluso identidades erróneas atribuidas a diputadas federales.
Uno de los puntos más señalados ha sido la ausencia de contraste editorial y la negativa a permitir que los señalados respondieran públicamente en el mismo espacio.
El caso también ha puesto en debate la responsabilidad editorial al identificar a un informante que terminó expuesto al escrutinio en plataformas digitales. Tras la emisión, Gómez García fue objeto de comentarios y ataques en redes sociales, y su contenido personal en la plataforma OnlyFans comenzó a circular ampliamente.