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La derecha y la izquierda son dos lados de la misma moneda. Cada una de ellas ve la
parcialidad, y ambas son el todo. La derecha necesita a la izquierda para evitar sus
excesos, y la izquierda necesita a la derecha para evitar los suyos.

En algunos
contextos políticos se requieren más los liderazgos de una de ellas, en otros contextos
se precisan líderes surgidos de la otra. Ambas tienen sus victorias políticas y


culturales, las cuales se complementan. Sin embargo, en México, el problema surge
cuando el actual gobierno de la República niega a ambas, con una miopía histórica
enorme, y se afana por regresarnos al pasado, con devastadoras consecuencias.

La derecha política tiene sus victorias políticas, que terminan siendo culturales.
Políticas porque se convierten en políticas de Estado. Culturales porque permean en la
vida de la sociedad. Su gran victoria se encuentra en el ámbito económico: la economía
de mercado se convirtió en el paradigma a seguir, con mayor o menor intervención del
Estado. La cristalización de esta victoria fue la caída de la Unión Soviética, la entrada
de China a la Organización Mundial de Comercio y la globalización. Cientos de
millones de personas salieron de la pobreza, como nunca antes visto en la historia
humana.

La izquierda también tiene sus victorias políticas y culturales. Su gran victoria se
encuentra en el ámbito social: la expansión de facto de los derechos humanos. Durante
las últimas décadas hemos visto la inclusión de las minorías en la vida política y social,
la lucha feminista con amplios y tangibles éxitos, el matrimonio entre parejas del
mismo sexo y su derecho a adoptar infantes, la creciente legalización de la marihuana.
Los mayores niveles de igualdad declaran que hay espacio para todos.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador rechaza las victorias de ambos bandos.
Sus políticas pertenecen al pasado precisamente porque desconocen la evolución de la
historia. Por eso es tan difícil catalogarlo como de derecha o izquierda, porque se

opone a las conquistas históricas de ambos lados. Niega a la derecha cuando tiene un
pleito declarado con la iniciativa privada, la apertura energética, la inversión
empresarial. Niega a la izquierda cuando tiene una disputa con el movimiento
feminista, se opone a la legalización de la marihuana, ignora el movimiento LGBTQ+.
El resultado es evidente: falta de inversiones y crecimiento económico, creciente toma
de las calles por parte de grupos sociales en desventaja.

Hoy en día vivimos turbulencia política en muchas partes del mundo precisamente
porque nos encontramos en una especie de síntesis histórica. Las victorias de ambos
bandos políticos han traído inevitablemente excesos, vistos en el neoliberalismo de la
derecha y le multiculturalismo de la izquierda. El primero ha provocado mayor
desigualdad económica, el segundo menor cohesión social. Pero la historia avanza,
aunque con AMLO regresamos al pasado, a un país de trapiches y mujeres resignadas.

www.plaza-civica.com @FernandoNGE

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